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“Mira, tu primo Hanamel, el hijo de tu tío Salum, va a venir a proponerte que le compres un terreno que tiene en Anatot, pues tú tienes el derecho de comprarlo por ser el pariente más cercano.” Tal como el Señor me lo dijo, mi primo Hanamel vino a verme al patio de la guardia y me pidió que le comprara el campo que tenía en Anatot, en territorio de la tribu de Benjamín, porque yo tenía el derecho de comprarlo y quedarme con él, por ser el pariente más cercano. Al darme cuenta de que aquello era una orden del Señor, 9-10 le compré el campo a mi primo Hanamel. Le entregué diecisiete monedas de plata, que fue el precio convenido, y puse el contrato por escrito, sellado y firmado por los testigos.

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